Desazón
Todo
escapa, se malogra…
Las
manos ansían impotentes
pero solo
atrapan manantiales de oscuridad
que ocultan
hasta la propia sombra.
Entonces
escarcha el alma
el
dolor embiste,
se
instala,
aunque finalmente
anestesia.
El
tiempo corre
jamás espera.
Un
siglo o un instante,
resulta
igual.
La piel
ya no anhela,
deviene
corteza.
El
manzano se vuelve estéril
cuando el
deseo arma su equipaje.
Entre
tanto
la vida
resiste, allí mismo,
con
irremediable convicción,
como
una extranjera en el exilio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario