LA PALABRA TAMBIEN SE HA MARCHADO
Me pregunto ¿cuando
fue?
¿Habrá
emigrado por el frío, como las golondrinas?
¿Habrá
encontrado refugio en el silencio,
decepcionada
por tamaña paradoja,
o se habrá
entregado por amor a su yugo?
Me lo
preguntaba porque su ausencia es causa de infinita tristeza para mi.
Tan sólo recuerdo
haberle pedido que se dejase convencer
y confiara en
tantos años de vida juntos,
transitados aún
en la incertidumbre del silencio.
Hasta recuerdo
también haberle compartido
algo que
había aprendido recientemente:
en muchas ocasiones,
para preservar las esencias,
algunos corazones, capaces
de leer palabras nunca dichas
en el sigilo de lo oculto,
las atesoran en el seno de su intimidad,
secretamente… para
siempre.
Tal vez haya
presumido acerca de mi elocuencia
pero
sinceramente no lo esperaba…
Yo creí haberle
explicado pacientemente.
Hasta confié
en mi persuasión y pensé
que comprendiendo
cuanto amor contenía
la decisión de callar
la decisión de callar
aceptaría
confiada la suerte.
Pero justamente fue el silencio impuesto quien nunca me permitió saberlo
En
definitiva lo único cierto era que ya no estaba…y yo la extrañaba.
Recordaba
con nostalgia esa capacidad que tenía para eternizar los instantes.
o devolver
certezas con sólo recordar su acorde o percibir su aroma.
Yo me decía
cada tanto, seguramente regresará cuando sepa cuánto la necesito.
¿Acaso su
pertinaz ausencia significaría entonces
la renuncia
a alcanzar lo cierto de las cosas que merecen ser nombradas?
Si sólo se
tratara de lograr la subsistencia del discurso, entonces
bastaba con
ordenar cada letra una tras otra, como sugiere la regla.
Seguramente
todo pasará...
tal vez sea
sólo eso y debo aceptarlo.
Sin embargo extraño
demasiado su modo tan inequívoco en el decir,
a veces cruelmente
veraz y otras tan inmensamente tierno.
Y aunque no
pueda dejar de extrañarla comprendí
que desde el
día en que finalmente me había entregado a la aridez del silencio
a pesar de
no haberla perdido para siempre
sólo podría intuir su presencia, por la huella de su sombra.
Entonces
también descubrí que algún día
volvería a
reencontrarla cuando la mirada se atreviera,
cuando el
oído se aventurara a escuchar el galope del corazón inquieto,
cuando la
poesía convocara para redimir
el deseo de la piel que ansía
o para cantar el
lamento de una pérdida inconsolable.
Mayo de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario